Baljenac es una de las 1.244 islas de Croacia pero destaca por una particularidad. Si la observamos desde el aire, nos recordará a una huella dactilar gigante. ¿Por qué motivo? La isla presenta hasta 23 kilómetros de muros que ocupan su terreno de una forma muy particular, de ahí que se conozca como la isla de los muros de piedra.
La historia cuenta que durante los siglos XVI y XVII, en pleno proceso de conquista otomana, Baljenac sirvió de refugio a los cristianos, quienes con mucha dedicación y paciencia (amontonando y encajando las piedras unas sobre otras, en una construcción sin mortero), levantaron un entramado de muros que no tenía otro objetivo que servir de escudo o protección ante las incursiones otomanas. El dibujo final del entramado de muros quedaría acabado en el siglo XIX pero, en este caso, debido a un motivo menos beligerante: la agricultura.
Así, el objetivo de los agricultores de la isla cercana de Kaprije fue proteger los cultivos del viento y limitar los terrenos de los olivares y los viñedos, pues las actividades principales de las islas de Croacia son la viticultura, el cultivo de olivo, la pesca y el turismo. Como curiosidad, Kaprije, la isla vecina, tiene una población de apenas 150 habitantes y en ella están prohibidos los coches.
Los habitantes de Kaprije decidieron acabar los muros, piedra a piedra, igual que sus predecesores, sin la ayuda de cemento ni mortero alguno, y así preservar y separar los cultivos. Hasta que llegaron a los 23 kilómetros de zona amurallada.
De ahí que la isla parezca inquietantemente similar a una huella gigante vista desde arriba. Los muros bajos en toda la isla dan la apariencia de pequeñas crestas de huellas dactilares. Incluso la forma ovalada de Baljenac se suma a la comparación de un dedo. Cuenta con 0,14 km cuadrados de superficie y una longitud de costa de 1.431 metros. Las paredes de piedra parecen tejidas en una zona que está completamente deshabitada (al igual que muchas otras islas de Croacia, como Jakljan, Žut o Sveti Klement.
La singular huella gigante podría -muy pronto- estar incluida en la lista del Patrimonio Cultural de la UNESCO, pues el gobierno croata ha estado trabajando con la UNESCO para incluir la isla en su lista de sitios del Patrimonio Mundial.
“Es por el patrón de encaje de piedra que Baljenac llamó la atención de los guardianes del patrimonio cultural. El Departamento de Conservación en Šibenik, a propuesta de la Universidad de Zadar, preparará una solicitud para el estatus de protección de Baljenac como patrimonio cultural”, explica el conservacionista Mark Sinobad.
Baljenac no es la única área del mundo que cuenta con estas paredes espectaculares. Tanto Irlanda como Escocia también cuentan con estos mismos muros de baja altura históricamente utilizados para marcar los límites de las tierras de cultivo. Sin embargo, esos países son considerablemente más grandes que la pequeña isla croata, de ahí su particularidad.
Última curiosidad: la isla presenta un kilómetro y medio de muros por hectárea, superando con creces a la isla de Zut con 200 metros de muros por hectárea.
Fuente: Muy Interesante