La huella perdida: un dedo parcialmente amputado encontrado en la escena de un robo permitió una identificación

Las huellas dactilares han sido usadas durante siglos para identificar a las personas y tienen un alto valor como evidencia física que permite identificar al autor de un hecho violento.

Usualmente, se encuentran en la escena del hecho como impresiones visibles o invisibles que deben ser encontradas, reveladas y fijadas con las adecuadas técnicas policiales. A pesar de que en los últimos años la identificación mediante técnicas de ADN es considerada el paradigma de la investigación criminal, las huellas dactilares continúan siendo un método fácil y barato para la identificación personal.

Presentamos la investigación médico forense y policial de una huella dactilar “pérdida” durante un robo.

El ladrón sufrió una amputación del pulpejo del dedo que fue una prueba fundamental para su identificación posterior. Se revisan los problemas relacionados con las huellas dactilares como una herramienta adecuada para la identificación física.  

Las huellas dactilares son las impresiones dejadas por el pulpejo del dedo manchado con tinta, sudor u otro líquido sobre una superficie plana mediante el dibujo de líneas elevadas y deprimidas (dermatoglifos) que forman multitud de imágenes, siempre diferentes, lo que permite su uso con fines identificadores.

Tienen un alto valor como evidencia para identificar al sospechoso de un hecho violento y es usual encontrarlas en la escena del crimen como un indicio invisible (dejado por el sudor o unto sebáceo) o visible que debe ser buscado, revelado y fijado con las técnicas policiales adecuadas.

Presentamos la investigación médico-forense y policial de un dedo, parcialmente amputado, encontrado en la escena de un robo.

El caso descrito es bastante inusual ya que el autor del robo “perdió” su huella dactilar natural en el lugar de los hechos.

El dactilograma obtenido mediante la investigación lofoscópica del pulpejo del dedo fue comparado con los dactilogramas de los archivos policiales lo que permitió la identificación del autor del robo sin ningún género de dudas.

Se trataba de un varón de 34 años y cuando fue detenido 18 días más tarde tenía un vendaje alrededor del tercer dedo de la mano derecha.

En el examen médico forense practicado se observó una zona de amputación en el pulpejo del tercer dedo con una cicatriz irregular que presentaba parestesias a la palpación y la articulación interfalángica proximal presentaba una inclinación de 30º.

El sospechoso negaba los hechos de los que era acusado declarando que el día en el que el robo se cometió estaba comprando droga y se atrapó el dedo con la puerta de un coche.

No obstante, en base a la investigación médico-forense y policial se consideró culpable de robo y, junto con el autor de otros dos robos con fuerza ocurridos en la misma notaría, fueron condenados por los mismos.

Fuente: Scielo.isciii.es

 

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