Esta es una película producida por la plataforma Netflix y basada en una de las novelas de Stephen King. La historia comienza cuando una pareja decide tener un fin de semana “romántico” en una casa en el bosque y alejada de la sociedad, para cumplir las fantasías sexuales de dominación de Gerald (el marido), y avivar las llamas de su relación.
Para esto, Jessie (la esposa), acepta sumisa e ingenuamente ser esposada a la cama, mientras Gerald de avanzada edad, toma una pastilla de viagra.
Esta breve introducción, nos muestra un juego de roles, que podría ser algo normal en la intimidad de cualquier pareja. Sin embargo, de ahí comienza a tornarse oscura, y en modo spoiler off, nos muestra una gran cantidad de situaciones que hacen recomendable visualizar esta película en cualquier curso de psicología forense.
De aquí en más, spoilers on: se explicitarán detalles de la película.
Sin tener en cuenta las escenas de dominación sexual, la muerte por paro cardiaco de Gerald producto del viagra, haber dejado atada a su mujer condenándola a una muerte lenta, la desesperación y alucinaciones de ella, un perro salvaje comiéndose el cadáver de su marido, y otras situaciones que por sí solas son morbosas; la historia avanza entremezclando tres historias de relación entre víctima y victimario.
La primera que se muestra es la relación entre Jessie y su marido. En la trama revelan cómo durante su matrimonio, Gerald tuvo actitudes de misoginia y dió muestra de que sus fantasías sexuales tenían más relación con situaciones de violación que dominación. Ella decide ignorarlas y continuar con la cómoda vida que la profesión de Gerald les permitía, acceder a cumplir las fantasías de Gerald, y ser realmente esposada a una cama, lo que la lleva a la situación desesperante ya comentada.
La segunda relación mostrada, se remonta a la infancia de Jessie y su relación con su padre, en una situación de abuso sexual infantil.
En esta oportunidad, ella junto con su familia van a una excursión para ver un eclipse de sol en un lago. Su madre y hermanos lo ven desde una lancha, y Jessi y su padre se quedan para visualizarlo desde la orilla.
Al comenzar el eclipse, se puede observar cómo cada palabra del victimario está perfectamente ensamblada para manipular las acciones de su víctima menor, confiada, desprevenida e ingenua. Incluso posteriormente al hecho, la continúa manipulando para ocultar lo ocurrido, a lo cual la menor accede para proteger su familia y a su madre que quedarían destruidas de saberse lo ocurrido.
Al final y de manera inesperada, se muestra la tercer y última relación: Jessie siendo acechada por un asesino en serie. En esta situación el victimario desconocido posee deformaciones producto de una enfermedad genética, se limita a observar mientras se encontraba esposada a la cama. Ella lo confunde con una alucinación que representa a la muerte misma esperando su final, y su imágen la continúa acechando durante las noches posteriores al hecho.
Su peligrosidad no se deja notar hasta el final de la película, donde se explican sus problemas mentales, modus operandi, recolección de souvenirs: pequeños huesos y joyas de las víctimas, y su predilección por víctimas masculinas. Además había asesinado a sus dos progenitores y consumido su piel, como seguramente lo hizo con el cadáver de Gerald, mientras ella se encontraba atada e inconsciente.
Victimología
Si bien desde un punto de vista moral, los victimarios de estas tres historias son reprochables, lo fundamental de la trama es el papel que juega la víctima.
El juego de Gerald muestra ejemplos de cómo ser víctima puede no ser algo tan pasivo como se puede llegar a creer, con tres situaciones delictuales no ocurrieron (aunque llegaron a un límite muy cercano) por clara decisión de los victimarios, puesto que la víctima siempre estuvo a su a disposición pero no llegó a ser abusada sexualmente siendo menor, no llegó a ser violada por su marido y no llegó a ser asesinada por el asesino en serie.