Balística Forense

Introducción

Balística en un concepto amplio es la ciencia que se ocupa del vuelo de los proyectiles y sus efectos, de los propios proyectiles y como complemento de las armas que los disparan.

La Balística es definida por el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua como “la ciencia que tiene por objeto el cálculo del alcance y dirección de los proyectiles“.

Así mismo podemos definir la Balística como “la rama de la Física aplicada que se ocupa del estudio del movimiento de los proyectiles en general.”

También se ha definido tradicionalmente la Balística como “la ciencia que estudia los movimientos de los proyectiles lanzados por un arma de fuego.” En este caso tendría muchos apartados como la Balística Militar, la Balística Cinegética, la Balística Deportiva, etc.

Sin embargo, la Balística que nos interesa a nosotros como especialistas en Criminalística, y que por lo tanto vamos a desarrollar a partir de ahora, es la Balística en su concepto restringido, la denominada Balística Forense y Policial, que algunos de los más prestigiosos especialistas en este tema han definido como:

  • Ciencia dedicada al estudio de las balas, cartuchos y armas, en los casos de homicidio y lesiones personales.
  • Ciencia que estudia los movimientos de los proyectiles dentro y fuera del arma.
  • Ciencia que estudia integralmente las armas de fuego, alcance y dirección de los proyectiles que disparan y los efectos que producen.

En general podemos afirmar que la Balística comprende el estudio tanto de las armas de fuego, como de todos los demás elementos que contribuyen a producir el disparo y también los efectos de éste dentro del arma, durante la trayectoria del proyectil y en el objetivo.

Clasificacion básica de balística

Balística interior

Estudia el recorrido del proyectil dentro del arma. La Balística Interior estudia todos los fenómenos que se producen en el interior del arma, desde que se aprieta la cola del disparador, hasta que la bala sale por la boca del cañón.

La balística interior se dedica al estudio de las presiones y características de los gases producidos y su relación con el movimiento del proyectil hasta el instante en que éste abandona la boca de fuego.

Balística exterior

Estudia la trayectoria del proyectil entre la boca de fuego y el impacto sobre el blanco.

La balística exterior se refiere al análisis de las trayectorias y circunstancias que las modifican.

Balística de efectos o terminal

La balística terminal, o de efectos, relaciona trayectorias y proyectil con la naturaleza del objetivo a batir, tanto desde la óptica policial, como militar o cinegética.

Estudia los efectos y consecuencias que tiene el proyectil al impactar con el blanco final y haber pasado, si lo ha hecho, por distintos blancos intermedios.

Se analizará principalmente el Poder de detención del proyectil y el Poder de penetración del proyectil. Se divide a su vez en:

Balística Forense

Es la parte de la Balística Terminal que estudia el efecto de los proyectiles al impactar con un ser vivo y todos los problemas que ello plantea como la entidad de las lesiones, etc.

En balística forense se estudian las cuestiones relativas a los disparos sobre el cuerpo humano, tanto en caso de muerte como de lesiones. Entre otras cuestiones, se pretende determinar:

  • Los orificios de entrada y salida, en su caso.
  • El trayecto del proyectil en el cuerpo.
  • La distancia y dirección del disparo.
  • Las lesiones y efectos causados por el disparo.
  • La naturaleza accidental, criminal o suicida del disparo.

Es decir, se trata de establecer una serie de conclusiones y dar respuestas a los diversos interrogantes en relación al hecho que se estudia, durante la investigación judicial y policial.

Para poder realizar su cometido, el forense precisa auxiliarse de otras ciencias y técnicas, tanto de campo como de laboratorio, como pueden ser la analítica forense, la investigación policial y la balística policial.

Dentro del amplísimo campo de la analítica forense, en el marco relativo a la balística, su participación se centra fundamentalmente en el estudio y determinación de los residuos de los elementos del cartucho producidos en el disparo.

Balística Policial

Esta parte de la Balística Terminal estudia todo lo relacionado con la investigación policial y complementa a la Balística Forense. A su vez se divide en:

a) Balística Identificativa o comparativa

Es la parte de la Balística que estudia las lesiones producidas en las superficies de los proyectiles y vainas, por los mecanismos de las armas, al objeto de poder atribuir los citados elementos balísticos a las armas que los han disparado, con fines identificativos.

La balística identificativa se centra en el estudio de las lesiones producidas en los elementos de las municiones por las partes mecánicas de las armas, para poder atribuir balas y vainas a un cañón o un arma determinada. Es el 70 % del trabajo de un Departamento de Balística.

Los primeros intentos de identificar una bala como disparada por determinada arma, se hicieron en el siglo XIX, y algunas de tales identificaciones tuvieron éxito, simplemente porque los proyectiles de aquella época los hacía generalmente el mismo que los disparaba. También en algunas ocasiones se identificaba al autor por los restos de papeles que habían servido de taco. Pero cuando las municiones comenzaron a ser hechas en fábricas, la posibilidad de identificar estas, se hizo más difícil.

En un principio las características de clase de los proyectiles (calibre, anchura y dirección de las estrías) eran utilizadas por los expertos para realizar el debido cotejo entre los proyectiles relacionados con el hecho y los disparados por el arma cuestionada. Sin embargo al encontrar concordancia entre las características de clase, sólo podían formular conclusiones del tipo siguiente:

“El proyectil ha sido disparado por el arma del acusado o por otra semejante”.

Con estas conclusiones, los informes técnicos solo servían para descartar, nunca para identificar de una manera concluyente.

Henry Goodard (1835), Alejandro Lacassagne (1889), Paul Jeseride (1893) y Víctor Balthazard, figuran como los iniciadores de esta disciplina.

De todos ellos, Balthazard fue el primero en formular una nomenclatura de los diversos elementos del arma, que imprimen su huella en la bala o en el casquillo, al mismo tiempo que estudió que incluso en una fabricación en serie y con el mismo utillaje, su aspecto varía hasta el punto de permitir la identificación.

b) Balística Operativa

Estudia las armas y las municiones, así como su estado de utilización y características. Se ocupa también de la determinación de trayectorias y distancias del disparo y se completa con el revelado de huellas latentes en las armas, la obtención de numeraciones borradas o alteradas y determinación de la antigüedad de los disparos.

No es coincidente con el concepto de armamento. La Balística operativa estudia:

  • Si es un arma o no.
  • Tipo de arma.
  • Mecanismos del arma.
  • Si funcionan los mecanismos.
  • Trayectorias de los disparos.
  • Restos y trazas que se puedan encontrar en un arma como huellas, sangre, etc.

Naturalmente, en el curso de la investigación todas estas disciplinas se cruzan entre sí sin que podamos determinar si tal o cual técnica corresponden exacta y exclusivamente a la Balística Forense o a la Policial.

La Balística tiene que enfrentarse primordialmente a tres problemas básicos:

  • Existen millones de armas en el mundo.
  • Existe cientos de millones de cartuchos.
  • Existen armas manipuladas.

Introducción al concepto de armamento

a) Concepto amplio de armamento:

Proviene del latín armamentum y el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española da tres acepciones:

  • Conjunto de todo lo necesario para la guerra.
  • Conjunto de armas de todo género para el servicio de un cuerpo militar.
  • Armas y fornitura de un soldado.

b) Concepto restringido de armamento:

Es la parte de la Balística que se ocupa del estudio de las armas y las municiones que estas utilizan, siempre desde una perspectiva mecánica y de funcionamiento.

Por ser las que más aparecen en los laboratorios de criminalística, nos centraremos únicamente en el estudio de las armas de fuego portátiles (cortas y largas) y sus respectivas municiones (cartuchos y proyectiles), dejando las demás para conceptos más militares de armamento.

El Armamento, desde el punto de vista criminalístico, se divide en:

  • Interior. Estudio de los mecanismos del arma.
  • Exterior. Estudio descriptivo del arma.

Nuestro concepto de “armamento” es mucho más restringido que el de Balística Operativa, ya que esta estudia las trayectorias de los disparos o las problemáticas policiales de las armas, temas que el “armamento” no toca. Por lo tanto, llegamos en este punto a plantearnos la pregunta básica:

¿Qué es un arma?

Concepto técnico de arma

La palabra “arma” procede del latín “arma armorum” que de una manera sencilla es todo instrumento, medio o máquina destinados a atacar o a defenderse.

Por lo tanto un arma es una herramienta de agresión útil para la caza y la autodefensa, cuando se usa contra animales, y puede ser utilizada contra seres humanos en tareas de ataque, defensa y destrucción de fuerzas o instalaciones enemigas, o simplemente como una efectiva amenaza.

Un arma es por tanto un dispositivo que amplía la dirección y la magnitud de una fuerza.

Según otra interpretación, podrían definirse como los dispositivos más sencillos que utilizan ventajas mecánicas para multiplicar una fuerza.

En ataque, las armas pueden ser utilizadas como un instrumento de coacción, por contacto directo o mediante uso de proyectiles.

Estas herramientas, por tanto, van desde algo tan sencillo como un palo afilado a un complejo aglomerado de tecnologías, como un misil balístico intercontinental.

En sentido metafórico, cualquier cosa capaz de causar un daño puede ser entendido como arma, y en este sentido se interpreta el desarrollo de la guerra psicológica durante las guerras del siglo XX.

Más recientemente, se han diseñado armas no letales, para ser utilizadas por grupos paramilitares, fuerzas de seguridad o incluso tropas en combate, y cuyo objetivo es provocar daños suficientes para neutralizar a un adversario sin causarle la muerte y minimizando su impacto sobre el medio ambiente.

En la práctica, se entiende que cualquier elemento capaz de dañar podría ser considerado un arma, (aun cuando esta no fuera su principal función), dependiendo de las circunstancias y fines con que se las utilice.

Criterio similar es utilizado en la Ciencia del Derecho, donde el puño, pese a no ser su función inmediata la de dañar, puede llegar a ser considerado un arma. Sin embargo, según el Derecho Penal vigente en muchos países, un objeto no puede ser considerado como arma si no fue creado con las funciones específicas de ataque o defensa. Por ejemplo, la jurisprudencia española establece que:

“En este sentido, para que un objeto pueda ser reputado jurídicamente como “arma”, al momento de su fabricación debe haber tenido como finalidad primordial la de ser utilizado como “arma”, ya sea de ataque o defensa.”

Según la definición del diccionario, arma es “todo instrumento que sirve para atacar y defenderse, personal o colectivamente”.

Las armas, junto con el fuego, fueron los más grandes descubrimientos de la Prehistoria del hombre. Ya en la Edad de Piedra construyó sus primeras armas, que le permitieron atacar y defenderse de los animales; por lo tanto, el uso de estas y otros útiles estuvo directamente ligado a la evolución del hombre, diferenciándolo del resto de los demás seres.

Al principio les sirvieron para la caza; luego, para defender sus rebaños de las fieras y de los cuatreros, y después, para la guerra, dándole seguridad y confianza en sus propias fuerzas físicas e intelectuales. El pueblo que mejores armas tenía y que mejor las manejaba era el que dirigía la historia.

El hombre fue evolucionando de las armas blancas hasta llegar a utilizar diferentes fuerzas motrices para impulsar un determinado tipo de proyectil, las armas de tiro, tales como:

  • La fuerza muscular del tirador (ej: la lanza).
  • Elasticidad de ciertos materiales (ej: el arco).
  • La fuerza centrífuga (ej: la honda.)
  • La expansión de los gases (ej: la pistola).

Esta capacidad de abatir blancos a distancia aumentaba enormemente las posibilidades de éxito de un individuo frente a otros congéneres y animales más veloces.

Con el descubrimiento de la pólvora se produjo una revolución total en los medios utilizados por el hombre para perfeccionar sus sistemas de ataque y defensa, dando lugar a la aparición de las armas de fuego.

Las armas de fuego

Las armas de fuego son aquellas que utilizan como fuerza motriz la fuerza expansiva de los gases producidos por la deflagración de la pólvora.

A mediados del siglo XIII, se empezó a hablar de un nuevo armamento que arrojaba pesados proyectiles a grandes distancias por medio de unos tubos de hierro que flameaban como el rayo y rugían como el trueno. Estos utilizaban unos “polvos negros” que al incendiarse producían el rayo exterminador, mucho ruido y una espantosa humareda. Había aparecido la pólvora.

La primitiva pólvora medieval era, aproximadamente, del 50 % de salitre (nitrato potásico), 25 % de azufre y 25 % de carbón. Esta pólvora era más inflamable, más acelerada y con más humos y fogonazo que la clásica pólvora negra de guerra, conocida con el nombre “seis-as-as”, y cuya composición era una mezcla del 75 % de salitre, 12,5 % de azufre y 12,5 % de carbón.

No se debe confundir la pólvora con el “fuego griego”, que era un agente inflamable-incendiario que se utilizó principalmente para quemar buques.

Son muchas las tesis de la procedencia de la pólvora o de quién fue su inventor, pero el único hecho cierto documentado es que la trajeron a Europa los moros españoles y que a su vez, ellos la trajeron de China.

España, por lo tanto, transmitió al resto de países europeos el conocimiento de las piezas de artillería, siendo los venecianos y genoveses los primeros europeos que las utilizaron, después de los españoles.

Las armas de avancarga

Son aquellas en que los elementos que han de producir el disparo se introducen en la recámara por la boca de fuego. Entendemos por recámara la parte trasera del cañón, donde van alojados dichos elementos.

En España, a estas primeras armas se las llamó “ballestas de trueno” y “truenos o cañones de mano”.

Las tropas de caballería utilizaban los llamados petrinales, porque eran apoyadas en el pecho para ser disparadas.

Estas armas eran tubos de hierro o bronce, más o menos largos y gruesos, los cuales se montaban sobre bastos pedazos de madera.

Para iniciar el disparo se solía utilizar un hierro al rojo o una mecha. Esto se hacía a través de un orificio u oído que se practicaba en la parte superior del cañón a la altura de la recámara.

Para cargar dichas armas, se introducía por la boca la pólvora; un taco de papel, corcho u otro material semejante que hacía de obturador de los gases y, por último, el proyectil denominado bodoque, que en un principio era una bola de barro cocido, después, de piedra, y finalmente de hierro y de plomo.

Las paredes de las armas, o ánimas, eran en un principio lisas, convirtiéndose a partir del siglo XVI en estriadas. Las acanaladuras longitudinales se hacían para recoger los restos sólidos de la pólvora. Después se hicieron inclinadas con respecto al cañón para darle rotación al proyectil. Para que el proyectil se pegara a las paredes se le envolvía en tela engrasada, calepín, para una buena obturación de los gases. Posteriormente los proyectiles de plomo se hicieron con la base hueca.

Un gran invento, hacia 1586, fue el “cartucho de pólvora”, el cual contenía una pequeña dosis de pólvora para cebar el polvorín, la pólvora propulsora y la bala, todo ello envuelto en un papel que servía de taco.

Por el sistema de encendido de las armas de avancarga, podemos hacer tres grandes grupos:

  1. Armas de mecha.
  2. Armas de chispa.
  3. Armas de pistón o percusión.
  4. Armas de mecha

Este sistema surgió al sustituir el hierro al rojo por otro elemento que durase encendido más tiempo, como era la mecha.

Armas de chispa

Como el sistema de mecha presentaba el inconveniente de tener que estar encendida constantemente y ser poco útil en tiempo lluvioso, surgió el sistema de chispa.

Este sistema utiliza para iniciar el disparo las chispas producidas por el rozamiento de una piedra de sílex, pirita, o una mezcla de hierro y antimonio, contra el acero.

La piedra de sílex era sujetada entre dos quijadas de una patilla denominada “pie de gato”.

El primer sistema se debe al relojero alemán Johan Kicffus, que inventó, en 1517, la llave de rueda, siendo adoptada en 1527.

Este mecanismo consistía en una rueda de hierro con el canto moleteado o picado que estaba unida a un muelle por medio de una cadenilla. Con una llave que actuaba sobre el eje de la rueda se la ponía en tensión, se cebaba la cazoleta, se bajaba el pie de gato hasta que la piedra tocaba el canto de la rueda, y una vez se accionaba el disparador, la rueda quedaba libre, girando y produciendo chispas.

  1. Armas de pistón o percusión

El sistema de chispa fue sustituido al descubrirse una composición química llamada “fulminato de mercurio” por el químico inglés Edward C. Howard en el año 1799.

Posteriormente, el pastor presbiteriano escocés Alexander John Forsyth, el 11 de abril de 1807, patentó un sistema de percusión utilizando como iniciador unas bolitas de fulminato de mercurio. Quien al parecer inventó el pistón tubular que llevaba en su interior fulminato de mercurio fue el armero inglés Joseph Egg. Este sistema sustituyó a armas de chispa.

En la necesidad de agilizar la velocidad de tiro, a principios del siglo XVI se intentó los primeros ensayos de la retrocarga.

Las armas se abrían por la parte posterior y en un alojamiento de la caja se adosaban unos tubos, llamados servidores que llevaban preparadas las cargas. Este intento fracasó por la mala obturación de esas recámaras móviles.

Otros intentos de repetición se produjeron al formar un haz de cañones a los que se iba dando fuego sucesivamente, así como los de recámaras giratorias, las cuales se iban enfrentando a un cañón fijo, alrededor de un eje paralelo al mismo, girándose a mano e iniciándose con el sistema de mecha. Estos intentos fueron los precursores de los actuales revólveres.

Pero, realmente, hasta la utilización de la cartuchería moderna no podemos hablar de retrocarga, ya que los sistemas anteriores tenían que ser cargados por la boca del cañón.

Las armas de retrocarga

Se pueden definir como aquellas en las que la carga se realiza por la parte posterior del cañón, es decir, por la recámara, reuniendo en un cuerpo compacto y unitario todos los elementos que van a producir el disparo y que se denomina cartucho.

Los ensayos precursores del sistema, conocido como de aguja, se deben al armero suizo Samuel Johann Pauly en 1812. Este sistema llevaba incorporado el fulminante en el cartucho de papel y era iniciado por la percusión de una aguja o punzón. Tenía muchos problemas de obturación.

Sin embargo, en 1836 el alemán Johann Nikolaus Dreyse aplicó a su arma reglamentaria este sistema, perfeccionado, con notable éxito.

Fue mejorado este sistema por el francés Antoine Chassepot hacia 1860, el cual colocaba el cebo en la base del cartucho, con lo que la aguja podía ser más corta y chata.

Todos estos ensayos concluyeron con la aparición del cartucho patentado en 1828 por el francés Casimir Lefaucheux, que contenía todos los elementos que producen el disparo. Era un cartucho de cartón con base de latón y un fulminante incorporado en su interior que era detonado por una barra o percutor empotrado verticalmente en la base del mismo cartucho.

Hasta la segunda mitad del siglo XIX convivieron los sistemas de avancarga y retrocarga, época en la que por las grandes ventajas de la vaina metálica, fueron quedando en desuso las armas de avancarga.

Actualmente, las armas de avancarga que existen se usan para la práctica de competiciones deportivas, no careciendo por ello de capacidad mortífera y pudiendo, ser utilizadas para la comisión de hechos delictivos.

Sistemas de percusión central

Este sistema, también llamado de fuego central, es el único que, al permitir cualquier aumento de resistencia de la vaina, posibilita también la potencia del cartucho y, por lo tanto, de las armas en general. Podemos considerar que en el año 1868 fue cuando se consiguió plenamente este sistema.

Es el sistema utilizado en la actualidad para cartuchos de calibre superior a 5,56 mm. (0.22 pulgadas).

En este sistema, el pistón o iniciador es una parte independiente del cartucho que va embutido justamente en el centro de la circunferencia del culote en un alojamiento practicado para ello, el cual recibe el golpe de la aguja percutora.

Dentro de la percusión central hay dos grandes grupos: existe el sistema Berdam y el sistema Boxer.

a) Sistema Berdam. Toma el nombre de su inventor, un coronel norteamericano, si bien es en Europa donde más se utilizó.

Sus diferencias con el sistema Boxer es que lleva el yunque en la vaina y transmite el fuego de la cápsula iniciadora a la carga de proyección a través de dos orificios llamados oídos, uno a cada lado del yunque.

El primer cartucho de fuego central con pistón exterior lo inventó Berdan y fue el cartucho 10,75 X 58 mm. R. ruso.

b) Sistema Boxer. Toma el nombre de su inventor, un coronel inglés, si bien es en Estados Unidos donde más se empleó.

Sus diferencias con el sistema Berdan es que el yunque lo lleva incorporado a presión en la cápsula iniciadora y transmite el fuego a la carga de proyección a través de un solo orificio central. Presenta mayor facilidad para la recarga que los cartuchos del sistema Berdan.

Clasificación general de las armas

Armas de mano:

a) Contundentes:

– De maza o clava

– De palo o bastón

b) Blancas:

– De corte

– De punta

– De corte y punta

Armas arrojadizas

a) Venablo

b) Dardo o cerbatana

Armas de proyección

a) Ballestas

b) Arcos

c) Hondas

De fuego

Armas especiales (ABQ)

a) Atómicas o nucleares

b) Biológicas

C) Químicas

MODULO III: INVEST. DE HOMICIDIOS